03 enero 2012

“T A P A C H U L A “

“T A P A C H U L A “


De la finca “Mexiquito” me regresaron a Tapachula, pues mi abuela Doña Leonarda García Díaz, le dijo a mi mamá, que me mandara con ella para que la ayudara en la venta de la carne por las calles en la mañana y para que fuera a la escuela a fin de que aprendiera algo y no me fuera a quedar de burro, y así fue como regrese a Tapachula. (a la civilización)
Para ése entonces yó tenía mas o menos ocho años y aún no sabía leer bien, (aunque mi hermana era profesora) mientras que mis primas Carmen Amparo y Gloria, yá sabían leer y escribir bien. Cerca de la casa de mi abuela estaba la escuelita de paga de la maestra “Dolores Estrada” (Tía Lola).y allí se aprendía a leer y escribir por medio del silabario de San Miguel y del libro “Rébsamen”. La tía Lola, era la mamá de Enrique Estrada uno de los pioneros de los Transportes General Paulino Navarro, muy buen amigo que murió trágicamente, era una persona muy estimada yº organizaba unas bailes muy alegres en una especie de Club familiar llamado El Mango, le decían “El amor chiquito” porque le gustaba bailar esa pieza.
Todos los niños y niñas llevaban su silabario, pizarra, pizarrín y una esponja para aprender a leer y escribir, la pizarra también servía en caso de pleito, creo que yó rompí alguna en la cabeza de algún compañerito.
Mi tía Teresa, hermana de mi mamá, me compró mis útiles y me mandó también a la escuelita de la “Tía Lola”, como cariñosamente le decían todos los vecinos del barrio, fue muy estimada Q.E.P.D. Recuerdo que pasó algún tiempo y yó no podía leer bien ni escribir, y yá le habían hablado a la maestra “Cuca” de la Escuela Leona Vicario” para que me recibiera y ella había aceptado con la condición que yó supiera leer y escribir bien, pues rebasaba la edad permitida y como estaba flaco, desnutrido y chaparro, me pusieron con un año menos de edad. Me presionaban mucho diciéndome que si no aprendía a leer y escribir bien, me iba a quedar de burro como los trabajadores de las fincas cafetaleras y yó yá ha había visto como se fregaban los peones para ganarse unos cuantos pesos, pues el día empezaba para ellos muy temprano. porque a las seis de la mañana tenían que estar en el punto de trabajo según fuera la época, tapiscar, limpiar, desombrar, podar, arreglar caminos, rayar café para el secado en los patios, hacer tareas de leña, etc., etc.,
De repente se me prendió el foquito y aprendí a leer y escribir, entre a la Escuela Leona Vicario y aventaje a mis primas, obteniendo el primer lugar del primero al sexto año. Mis maestros a quienes recuerdo con cariño, fuéron:
1er. Año. Profesora. Refugio “Cuca” Díaz.
2º.- “ “ María Luisa Domínguez.
3º.- “ “ Laura Espinoza.
4º.- “ “ Esther Mancilla.
5º. Y 6º. Años, el Profesor, José Aguilar Sol.



Al profesor José Aguilar Sol, le decíamos “El Mazateco” era pulcro en su vestir, muy rígido, pero muy bueno para enseñar. El Director siempre fue el Maestro José Ricardo Calcáneo, un verdadero apóstol de la enseñanza, nunca supe que hubiera faltado a dar sus clases ni siquiera por enfermedad, todo mundo lo saludaba y respetaba y era tan puntual, que decíamos; ya van a dar las ocho, porque ahí va el profesor Calcáneo, Q.E.P.D. Mi eterno agradecimiento para mis maestros.
Durante los seis años de la primaria en la Escuela Leona Vicario, los meses de vacaciones me iba a pasarlos a las fincas en donde estaba mi mamá con mi hermana Lola de maestra rural, recuerdo que estuve en la finca “Eureka” , San Agustín Gitotol y San Francisco Chiquirichapa, las dos primeras cafetaleras y la última Ganadera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario