11 noviembre 2012

DISTRIBUIDORA MODELO, S. DE R. L.

DISTRIBUIDORA MODELO, S. DE R. L. Entré a trabajar a la Distribuidora Modelo, S. de R. L., en el año de 1945, la cual estaba ubicada en el No.12 de la Segunda Avenida Norte un local muy grande con amplias bodegas, actualmente hay varios negocios entre ellos un Centro de Copiado y otro de Análisis Clínicos. Los dueños eran Don Juan García Acosta, hijo de Don Bruno García Mijares el dueño de la Industrial Eléctrica y Don Tomás Isasi Aréchaga, hermano de Don Francisco Isasi, fuerte comerciante de café en ésa época, y como Gerente estaba Don Francisco Aguirre Amantégui, un buen español “Vasco” según decía él, para quién siempre guardaré un recuerdo bueno y sincero, era un hombre trabajador y honrado, que desgraciadamente, tuvo una muerte que no merecía. Q.E.P.D. A don Juan García Acosta y a don Tomás Isasi Aréchaga, les decía Don Paco Aguirre, la “Yunta de Silao” porque nunca de ponían de acuerdo, siempre andaban alegando y cada quien quería jalar por su lao. Don Juan, siempre estaba mascando chicle y haciendo dengues, por lo que algunas personas le decían “Cantinflas”. Don Tomás, era un viejo taciturno y tacaño, que nunca hablaba más de tres palabras, cuando lo conocí, vivía en la casa de su hermano Don Paco, en una “covacha” que había en la cancha de Front Tenis, que tenía Doña Colomba Petriz, esposa de Don Paco, una gran dama, cuando vivía en su residencia de la 4ª. Av. Norte entre 1ª. Y 3ª. Calles Poniente, Don Tomás yá tenía dinero, pues yó le hacia los recibos de renta de un edificio de apartamentos de su propiedad. Entre a trabajar a la Distribuidora Modelo a principios de 1945 y me retiré el 31 de Octubre de 1948, y aún recuerdo la voz de Don Paco al contestar el teléfono “Bueno, Dos, Nueve, Cero, Distribuidora Modelo” decía siempre. (El primer teléfono de la Corona fue el 290) El cambio de rumbo para mí fue sorprendente, tanto en lo social como en lo económico, pues Don Paco, me pago al terminar el primer mes $80.00 en vez de los $60.00 que me había prometido y así sucesivamente fue mejorando mi sueldo. Conocí a personas diferentes con más cultura y casi todos mayores de edad, con más experiencia, lo cual supe aprovechar, yó era el más chico, tanto de edad como de tamaño, por eso creo que Don Paco Aguirre, siempre me dijo “Enriquillo”. También en esa época entró a trabajar como contador del negocio, Don Walter Tessmann, un señor alemán de origen, quien viendo que yó tenía muy buena letra, me encargó que llevara el libro de Almacén. Este negocio en un principio, solo vendía Gasolina, Aceites, Grasas, Gasolina Blanca y Petróleo Diáfano en latas, Azúcar y Jabón “Rosor”, posteriormente, Cerveza y de Refrescos de Tehuacán Garci Crespo. Recuerdo también que por ésa época, la Cervecería Modelo, S.A. adquirió la Cervecería de Toluca, que elaboraba la cerveza “Victoria” y en la radio, pues no había televisión, los locutores decían a cada rato, “Beber Cerveza Victoria o no Beber” veinte millones de mexicanos, no podemos estar equivocados”. (En la actualidad somos más de 100 millones de (Majacanos como dijera Don Tobías José) lo que quiere decir que somos autosuficientes para fabricar mexicanos y ahora los estamos exportando a los Estados Unidos de América). A todas las personas que conocí en la Distribuidora Modelo, los recuerdo con mucho cariño, pues todas fueron respetuosas conmigo y aprendí mucho de la vida con ellos, lo cual me sirvió para formar mi carácter, especialmente a Don Francisco Aguirre Amantégui, Don Walter Tessmann Schultz, Don Enrique G. Wincke, Don Alonso Nettel Flores, Sr. Adolfo Pinto Gómez, y otras personas que iré nombrando, al relatar mis recuerdos. “G A S O L I N E R A” La gasolinera de la Distribuidora Modelo, estaba instalada rústicamente en el portón del mismo negocio, que además tenía una bodega muy grande, donde se almacenaba azúcar, jabón, etc., y posteriormente se almacenó “Cerveza”. La gasolina se manejaba en tambores de 200 litros c/u, y la acarreaba el buen amigo “Pepe Cajas” en un camioncito bastante usado, pero que nunca lo hizo quedar mal, siempre estuvo al pié del cañón. Era despachada por medio de bombas de “reloj” que se movían a mano y se servía en medidas de 5, 10, y 20 litros, se colocaban en los embudos sombreros de fieltro para colarla y quitarle algunas impurezas. Los gasolineras que yó conocí, es decir las personas que atendían la venta de gasolina, se llamaban Adolfo Pinto Gómez, Francisco LLáven, Enrique Utrilla, Arturo de Aquino y Jesús Vázquez de León. Todas personas muy trabajadoras y honradas y además las medidas de la gasolina no se prestaban al robo, como pasa en la actualidad con las modernas “Bombas” que te sirven litros incompletos. “A Z U C A R “ En esos tiempos, por motivos de la 2ª. Guerra Mundial, el azúcar escaseaba y era controlada a nivel nacional por el gobierno a través de la U.N.P.A.S.A Unión Nacional de Productores de Azúcar, S. A. que dirigía entonces el Sr. Aarón Sáenz y en Tapachula la Distribuidora Modelo tenía la concesión para controlarla y venderla, si mal no recuerdo, el último precio a que me tocó vender el azúcar fue $27.25 el saco de 50 kgs. netos, en bolsa de manta blanca, por lo mismo, tuve contacto con muchos tenderos, abarroteros, y locatarios del mercado Sebastián Escobar, que era el único mercado y se encontraba instalado en el lugar en que actualmente se encuentra, nuestro famoso “Palacio de Cristal”, pues yó llevaba un control de los comerciantes a quienes se les vendía azúcar, tanto semanal como quincenalmente y las cantidades que se les podían surtir a cada uno. La lista de los comerciantes huacaleros era bastante extensa, aúnque la mayor parte eran “changarros” como dijera nuestro Presidente Vicente Fox, y muchos los controlaban los comerciantes chinos que eran mas fuertes, entre ellos estaban Manuel Corlay, Carlos Lau, Ignacio Chang, Angel Mack, en Tapachula, Raúl Loo, en Unión Juárez y Guillermo Seis en Suchiate. Recuerdo que conocí a Mario Long Fong, Q.e.p.d. cuando trabajaba con Don Arturo Juan Lien, y de él la siguiente anécdota, en ocasión de que se presentó un cobrador del Banco a preguntar por el Sr. Siu Stim Toy, era una sociedad y Mario le contestó, “Si Toy”. –en cierta ocasión le pregunté a Mario, que quería decir: San Cuay Loo, y me dijo no decí nada, ser puro relajo. También recuerdo que cuando era chamaco allá por las décadas de los años de 1930/40 se veían pocos chinos en las calles, pues cuando los chinos eran vistos, la chamacada les gritaba, “Chino macajay, come aló y caga máiz”, eran pocos los chinos y nosotros los corríamos y les hacíamos averías, hoy creo que ellos nos van a correr a nosotros, pues la colonia china y sus descendientes, es yá, muy numerosa. Los camioneros que llevaban el azúcar, jabón y otras mercancías a los pueblos vecinos de Tapachula, eran en ésa época: Don Enrique Culebro para Cacahoatán, Ernesto Espinoza para Tuxtla Chico, Urbano López para Metapa, Frontera Hidalgo y Suchiate ó Mariscal como le decían aún. Todas personas honorables y honradas, algunos llevaban las notas de las mercancías para cobrar al entregar ó traían su importe a Tapachula, pues algunos comerciantes pedían su mercancía ó la mandaban a pagar para que se les enviara. Olvidaba mencionar a Don Abilio Villarreal y a Doña Estelfa Villarreal, fuertes comerciantes de ésa época en Mazatán, Chis., Recuerdo una anécdota del Sr. Urbano López, que con el tiempo creo que llegó a ser Presidente Municipal de Frontera Hidalgo ó Frontera Díaz como se llamó cuando fue fundada por Don Porfirio Díaz. En cierta ocasión al presentarse a recoger la carga que iba a llevar a Frontera, me dijo: Oye muchacho, compré rifle último modelo marca Winchester Modelo 63, como mete bala, “punta palante ó punta patrás” yó le contesté que era “punta palante”. El rifle lo llevaba todavía en su caja original, era de los que tenían un tornillo grande atrás de la mira, el cual se aflojaba y se hacía en dos partes para guardarlo en su caja, le cabían 11 cartuchos, uno en la recámara y 10 en el cargador, los cartuchos se introducían en el lado derecho de la culata que era de madera. “VENDIENDO CERVEZA” No recuerdo bien como consiguieron los señores Juan García Acosta y Don Tomás Isasi Aréchaga la representación de la cerveza “Corona”, solo sé, que la primera persona que la empezó a vender en Tapachula, fue Don Enrique G. Wincke y tuvo sus bodegas en un edificio viejo de dos pisos, que estaba en la 6ª. Av. Norte, entre Central y 1ª. Calle Poniente, casi enfrente del Teatro Figueroa, que en la actualidad ya no funciona lo que es una lástima. Cabe recordar, que en ese entonces la cerveza “Coronita” venía en cartones de 25/4 y la “Corona” en cartones de 20/2, y en la misma forma venían la “Negra Modelo” y la “Victoria”. La “Coronita” fue la primera cerveza a nivel nacional cuya etiqueta vino impresa en la botella y por eso se le llamó “Etiqueta de Cristal”. Don Enrique G. Wincke, era un alemán grandote fuerte, muy amable y educado, conocí y traté a sus hijos, Enrique, Ricardo y Bernardo, a su esposa “Miss Cleo” que enseñaba el idioma inglés y vivía en la 10ª. Av. Norte, atrás del antiguo Palacio Municipal, hoy habilitado para la “Casa de la Cultura”. En tiempos de la 2ª. Guerra Mundial, fue concentrado con todos los alemanes, japoneses e italianos de la zona, lo mismo que Don Walter Tessmann que era el Contador de la compañía al Castillo de Perote en el Estado de Veracrúz y entonces la concesión pasó a poder de los Srs Juan García Acosta y Tomás Isasi Aréchaga. En ése tiempo era difícil la venta de la cerveza, pues según los rumores, los nuevos químicos no conocían bien el proceso de su fabricación y la cerveza salía mala, y otros que habían hecho sabotaje los químicos alemanes; lo que fuera, el resultado era que la cerveza no se vendía, y entonces desfilaron, varias personas tratando de vender la cerveza en Tapachula y pueblos circunvecinos como, Tuxtla Chico, Cacahotán, Metapa, Frontera Hidalgo, Suchiate y Mazatán, es decir en ese tiempo, solo una persona atendía toda la zona, la venta de cerveza estaba controlada y por lo mismo no había tanto “bolo” ó borracho, como en la actualidad. Además de Don Enrique G. Wincke, estuvo Don Alonso Nettel Flores, (que despues se convirtió en mi tío y compadre, pues me case con una de sus sobrinas y fue el padrino de mi primer hijo) despues llegó el Sr. Enrique Mier y por último Antonio Díaz Chacón, todas personas trabajadoras y honradas a quienes recuerdo con cariño. Como las ventas de la cerveza seguían hacia abajo, los vendedores o agentes de ventas no duraban mucho tiempo, por lo que me dijo Don Paco Aguirre, “Enriquillo” vas a tener que salir a vender cerveza, pues tenemos que sostener el negocio mientras pasa la crisis, así fue como me convertí en vendedor de las cervezas, Corona, Coronita, Negra Modelo y Victoria, cuando tenía más o menos dieciocho años, el precio de venta de los cartones de 25/4 era de $6.00 y los de 20/2 $7.00 de Corona y Negra Modelo, pues la “Victoria” era más barata. En un principio me pusieron un chofer y despues cuando yá aprendí a manejar bien el camión que era un FORD rojo de 4 ó 5 toneladas, saqué mi primera licencia de “Chofer” que fue la No.1812 y que me expidió Don Leopoldo Sánchez de la Rosa que en ése entonces era el Jefe de Tránsito. Estuve vendiendo cerveza hasta el 31 de Octubre de 1948, que fue la época en que regresaron Don Enrique G. Wincke y Don Walter Tessmann, de la concentración en Perote, Ver., por motivos de la segunda guerra mundial. Don Walter, me dijo cuando los llevaron al Castillo de Perote en Veracrúz; Enrique, cuando termine la guerra, voy a regresar a Tapachula y te voy a llevar de mi ayudante para que trabajes conmigo, Don Walter, cumplió su palabra y cuando regresó me llevó a trabajar como su ayudante a la Beneficiadora y Distribuidora de Café, S. de R. L.,(Esto merece un capítulo aparte). De Perote, Ver., yá no regresaron algunos alemanes, Don Walter regresó, pues yá estaba casado con Doña Ángela Maldonado y tenía tres hijos, Arturo, Christa y una menor cuyo nombre no recuerdo. Yó ya no veía la puerta, pues la cerveza no se vendía ó se vendía muy poco y la “comisión” era insuficiente, yá que mis gastos habían aumentado por diversas circunstancias y tenía algunas deudas, así es que cuando me habló Don Walter acepté su proposición, no sin antes consultar con Don Paco Aguirre, quien me dijo es muy buena la proposición de Don Walter, ésa compañía es muy fuerte, creo que es la más fuerte de toda la zona cafetalera, te va a ir muy bien; como efectivamente lo fue, pues aún hoy, que han pasado muchos años, considero que fue la mejor decisión al cambiar nuevamente de trabajo. Solo como dato curioso y para recuerdo de algunos amigos de ésa época, es decir hasta 1948 algunos han de quedar, pues la mayor parte han fallecido, citaré los nombres y ubicación de algunas cantinas que recuerdo a las cuales vendí cerveza. “La Reforma” de Don Francisco J. Ramos, que estaba frente al parque “Miguel Hidalgo”, sobre la 6ª. Av. Norte, con cierto estilo americano, sus persianas de madera de “Voy y Vengo” es decir dobles, sus mesas y sillas de metal y madera, uno de sus cantineros se llamaba Eugenio Henríquez Santos, alias “Dinamita”, nunca supe el porqué del apodo, pues era una persona muy calmada, delgado de regular estatura, muy pulcro y atento para atender a la clientela. En lo que hoy son los Portales Pérez, estuvo un Restaurant Bar, que inició Don Enrique Guerson, y que despues fue adquirido por Don Cayetano Bustamante, que era Agente de la Cervecería Cuauhtemoc y vendía la cerveza Carta Blanca, al negocio le puso “La Parroquia” y estaba a nombre de su esposa la Sra. Josefa Urquijo, Recuerdo que en ésa época para promocionar la venta de la cerveza “Carta Blanca” la Cervecería Cuauhtemoc, rifó entre los consumidores de toda la República una casa y se participó en el sorteo con las etiquetas en forma de anillo, que venían en el cuello de la botella y numeradas en la parte posterior de la misma, mucha gente consumía la cerveza y guardaba los montones de etiquetas para el sorteo de la casa, nunca supimos acá en Tapachula, quien fué el afortunado ganador de dicha casa. Siguiendo por la 6ª. Av. Norte y aún costado del antigüo Teatro Figueroa estuvo “La Cotijeña” del Sr. Miguel Zepeda, que por ser de “Cotija” Michoacán, le decían “Cotija”, éste negocio pasó despues a poder del Sr. Natalio Bustamante, hermano de Don Cayetano, era un español grandote de más de 1.90 mts. de estatura, muy atento y amable. Años más tarde con el nombre de Bar “La Universal” pasó a ser propiedad de un buen amigo de apellido Gatica, que era bastante moreno y por eso le decíamos “Coca Cola”, por desgracia no recuerdo su nombre y él ya no esta con nosotros. Q.e.p.d. En la Tercera Calle Poniente, antigua calle de las Joyerías, estuvieron unos billares que se llamaban “El Zepelín” del Sr. José Guadalupe Díaz, que atendía su sobrino “Tito” un gordito. El local era bastante grande y habían mesas de Pool en la parte mas amplia y mesas para jugar “Carambola” en la parte lateral, eran alrededor de unas 20 mesas todas en muy buenas condiciones, allí conocí el primer reloj marcador de tiempo y algunos amigos joyeros. En la parte del frente de estos billares, hubo una cantina de mala muerte, les decíamos “piqueras” propiedad del Sr. Chano Ríos, no recuerdo su nombre, como también el de la cantina. Siguiendo por la 3ª. Calle Poniente, entre 2ª. Y 4ª. Avenidas Norte, aún costado de donde hoy se encuentra la tienda “Electra” estuvo el Bar “El Rey Volcán” del amigo Angel Ch. Riján, donde una de las botanas especiales era el caldo de “Chiquirín” se puede decir que era única, me parece que él la inventó, hoy me parece que hay personas que ni siquiera conocen “El Chiquirín”, que es un marisco muy parecido a los automóviles Volkswagen” es decir a los “Bochos”. En la esquina que forman la 2ª. Av. Norte y 3ª. Calle Poniente, precisamente donde hoy se encuentra la Veterinaria Agrícola y Ganadera del amigo Roberto García Arévalo, se inició como cervecero Pablito Solares y su esposa Doña Clarita antes de irse a la 1ª. Avenida Norte, entre 9ª. Y 11ª. Calles oriente a instalar “La Mesa Redonda” la cual aún persiste, pero ahora la dirige su hijo Francisco Javier Solares junto con Doña Clarita, pues “Pablito” yá se nos fue. Antes de Pablito, se instaló allí una agencia de refrescos sin gas que se llamaban “chaparritas” la cual dirigía don Enrique Zaráuz Hernández. En la misma esquina de la 3ª. Calle Poniente y 2ª. Av. Norte, pero frente a la Veterinaria en cuya esquina está hoy una tienda de chinos, estuvo en una casa chaparrita de adobe y teja de barro la cantina de Don Álvaro Pinto, persona muy amable, también ya fallecido, que vino a Tapachula, procedente de Comitán de las flores, hoy de Dominguez. (Me parece que la cantina se llamaba “La Flor de Comitán” pero no estoy seguro, perdón por si hay error.) En la Avenida Central Norte, entre Primera y Tercera calles Oriente, en donde hoy se encuentra la tienda “Ferretería y Similares” en una casa vieja de madera y techo de lámina de zinc, estaba la cantina “El Resbalón” de Don Juan M. García, que despues se pasó a la esquina de la 3ª. Av. Norte y 3ª. Calle Oriente, donde hoy se encuentran unos Juzgados de la P.G.R. y por último se pasó casi frente al “Country Club” donde hoy esta un Edificio del Sr. Morales, pero yá con el nombre de “La Cosmopolita” a Don Juan le decían “El Bigotón” pues usaba los mostachos muy grandes, era parco con las botanas y lo que mas daba eran “Cebollas curtidas” en acido acético, que tenía en botes de vidrio de los que les llaman “Vitroleros” sobre el mostrador. Siguiendo por la 3ª. Cale Oriente y en la esquina con la 7ª. Av. Norte, hoy flamante Par Vial, se encontraba la cantina “El Trancazo” de la Sra. Margarita Cisneros Villagrán, persona muy trabajadora, su hijo “El Güero” es mi amigo actualmente, lo conocí siendo niño. En la esquina de la 1ª. Av. Norte y 9ª. Calle Oriente a una cuadra hacia abajo de donde hoy esta “La Mesa Redonda”, estuvo un “Bar” que se llamó “El Buen Gusto” propiedad de Don Guayito, por desgracia no recuerdo su apellido, éste señor había sido barman del Club Alemán y siempre estaba su cantina reluciente de limpia, los pisos brillantes y unas hermosas “Colas” (macetas) colgaban de las vigas y él siempre estaba con una manta muy blanca en las manos limpiando ó secando los vasos, lástima que nuestros actuales cantineros no hayan seguido su ejemplo en cuanto a limpieza y atención al público, descanse en paz, Don Guayito. En la esquina de la 3ª. Av. Norte y 9ª. Calle Oriente, está desde que yó me acuerdo la cantina ´”La Poblanita” de Don Manuel Jarquín y Doña Paquita, creo que es la única cantina como tal que funciona actualmente, pues como se prohibió la apertura de cantinas, nuestras autoridades le han dado la vuelta y las otras que funcionan, las han autorizado como “Restaurant Bar” . La misma mica, con distinta cola, no cabe duda que nuestros funcionarios son “Vivos, como el coche Mazateco”. (Actualmente las autorizan como centros botaneros). En la esquina de la 1ª. Av. Av. Norte y 1ª. Calle Oriente, frente de donde estuvo el “Diario del Sur” y hoy hay una tienda de pinturas, estaba la cantina de ´”Pascualillo”cuyo nombre era “La Flor de un Día” (actualmente esta un restaurantito) su dueño era una persona de pequeña estatura que se llamaba Pascual Gómez, muy parco en el hablar; a ésta cantina llegaba gente de mala catadura que venían muchos de fuera, pues de ésa esquina sobre la 1ª. Calle Oriente, empezaba lo que se conocía como la zona roja. Don Pascual ó “Pascualillo” por ser chaparro y para no verse en desventaja con los parroquianos, tenía un mostrador muy alto, como de 1.20 mts. Y el lo sumo medía 1.50, mandó hacer una tarima entre el mostrador y los estantes bastante alta, con lo cual sobresalía del mostrador, dando la impresión de ser una persona bastante alta. Sobre la Central Sur, entre 12ª. Y 14ª. Calles Poniente, fue muy famosa la cantina “El Barrilito” de doña Manuela Ramírez Corzo, era una casita de madera con techo de lamina de zinc, en donde empezaron a dar de botana “Carne Asada con Totopos” , como era chico el local, muchas veces el humo de la carne invadía la zona de las mesas y salía uno, oliendo a carne asada, también daba de botana “Huevos de Parlama” y caldo de camarón, hoy los huevos de parlama son muy escasos y muy caros, ó sea está prohibido comerlos. En la 8ª. Av. Sur, la calle que siempre le llamamos del Panteón, esquina con la 6ª. Calle Poniente, fue famosa por suscitarse riñas la cantina “El Piquete” de Don Adeodato Feliciano y a mí en lo particular, me recuerda un mal rato, pues en cierta ocasión, estaba entregando cerveza corona en dicha cantina (era buen cliente) y estaba en el mostrador haciendo mi nota de venta, cuando se acercó una persona a pedirme “un trago”, yó sin verlo, le dije, trago no te doy, si quieres una cerveza te la doy, pues es lo que vendo y seguí haciendo mi nota, cuando de repente oí un fuerte golpe y el tipo rodó por el suelo, Jesús Vázquez de León, uno de mis ayudantes, que estaba arriba del camión repartidor, vió que el tipo sacaba un puñal y ni tardo ni perezoso le lanzó un cartón de cerveza desde el carro y afortunadamente le dió, pues de lo contrario no lo estuviera contando. Durante la época que trabajé en la Distribuidora Modelo de Tapachula, que fué de 1945 a 1948, traté directa ó indirectamente a muchas personas, tanto por la venta de abarrotes, gasolina y aceites, como por la venta de cerveza, citaré algunas de ellas, suplicándoles a mis coterráneos me perdonen algún error involuntario por falla de mi memoria. A Don Bruno García Mijares, un visionario, español de orígen, y marino de profesión debe Tapachula mucho de su progreso en las primeras décadas del siglo XX, pues habiendo introducido la Energía Eléctrica, se pudieron instalar algunas pequeñas industrias y servicios que fuéron los primeros en Chiapas y que le dieron mucho auge Comercial y Agrícola, por lo que se conoce actualmente como “La Perla del Soconusco”. Aún recuerdo a Don Bruno yá muy anciano, parado en la puerta de su negocio la Industrial Eléctrica del Soconusco. La primera fábrica de hielo que conocí y que instaló Don Bruno, estaba precisamente en el mismo edificio de la Industrial Eléctrica del Soconusco, allí también estaban La Telefónica y un Beneficio de Café, el cual ocupaba más de la mitad de la manzana ubicada entre las calles, Central y Primera Poniente y, Segunda y Cuarta Avenida Norte, actualmente ésa manzana alberga diversos comercios y dos bancos y el Estacionamiento Soconusco, bastante rudimentario por cierto, Esta fábrica de hielo, producía blocks bastante grandes, mas o menos de 50 kgs. me parece que era atendida por Don Julio Zwanziger Velasco y su hermano Guillermo que atendía el reparto del hielo, Guillermo era un tipo alto, muy fuerte, que subía al camión los blocks de hielo de dos en dos, es decir uno en cada mano, con una especie de pinzas ó ganchos de fierro. Había un mostrador forrado de lamina, en donde vendían hielo al menudeo y allí acudía mucha gente a comprar pedazos de 20 ó 40 centavos para los refrescos, que se hacían en las casa familiares, no habían vendedores ambulantes y las refresquerías de barrio eran muy pocas. Recuerdo que los neveros se ponías en la banqueta a hacer sus nieves en sus botes, dándolo vuelta a un cilindro con las manos, el que estaba dentro del bote, relleno de hielo y sal, eran muy buenos todos, pero los que se llevaban la palma eran dos, Don Pascual y Don Félix, éste último era el número uno y hacía también sus propios barquillos para vender su nieve que era deliciosa, lo mismo que los barquillos, Creo que los neveros de hoy, no saben hacer la nieve y mucho menos los barquillos. Me parece que en esta fábrica de hielo, se comenzó a empacar los blocks de hielo en costales cafeteros pergamineros, se metían dentro de los costales y se les rellenaba abajo y a los lados con cascabillo para que aguantara el hielo, pues se enviaba a diversos pueblos de la costa en el ferrocarril. Don Julio Zwanziger, pasó despues a administrar el Beneficio de Café instalado al fondo de la factoría, posteriormente éste beneficio fue administrado por mi amigo, en aquel entonces joven Alejandro Álvarez Soto, a quien me une un acontecimiento muy significativo en nuestras vidas, pues celebramos nuestras respectivas bodas el día seis de Enero de 1952, el con Marthita Rodríguez y yó con Florecita Cossío, en la Iglesia de San Agustín” patrón de Tapachula, matrimonios que aún perduran con la gracia de Dios. Al lado derecho de la entrada principal de dicho edificio, hoy “flamante” estacionamiento Soconusco, estaban las oficinas de la Industrial Eléctrica de Soconusco, que en ése entonces era administrada por un español flaco, bastante enojón, de nombre si mal no recuero Lucio Bustunduí, que siempre que iba a cobrar yó los vales de la gasolina que le vendía la Distribuidora Modelo para sus camiones, me decía: “Ya os he dicho, que cuando queráis cobrar los vales, vengáis por las mañanas”, pues Don Paco Aguirre, el de la Corona, me mandaba por las tardes solo para hacerlo rabiar. A Don Juan García Acosta (hijo de Don Bruno) y a Don Tomás Isasi Aréchaga, (hermano de Don Paco Isasi) los traté mucho, pues eran los propietarios del negocio de la Cerveza Corona, por lo que recuerdo muy bien que Don Paco Aguirre me decía: A éstos dos les dicen “La Yunta de Silao” pues nunca se ponen de acuerdo y cada quien jala por su lao”. Don Tomás Isasi, era un hombre muy callado, parco en el hablar y no se vestía muy bien, cuando lo conocí ya era una persona de mas o menos sesenta años y vivía en la casa de Doña Colomba Pétriz de Isasi, la cual estaba ubicada en la 4ª. Av. Norte entre 1ª. Y 3ª. Calles Poniente, tenía un patio muy grande y una cancha de “Front Tenis” y en ésa cancha vivía Don Tomás, en una “covacha” y en varias ocasiones que fui a buscarlo cuando yó era el de los mandados, doña Colomba le decía: Tomás te buscan del negocio, yá deberías de tener un buen Departamento, no seas tan tacaño. Tambien en varias ocasiones me llamó Don Paco Aguirre y me decía: Ven a ver a Don Tomás, es tan tacaño, que viene y se esconde tras la puerta para comerse los plátanos (guineos), yo creo que como es tan tacaño, se come hasta las cáscaras y viene a la oficina porque Doña Colomba, lo regaña mucho por tacaño. Don Tomás ya tenía suficiente dinero en ésa época, pues yó le hacía los recibos de renta de un edificio de departamentos de su propiedad. Don Tomás Isasi Aréchaga, fue un hombre bueno, honrado, muy quitado de ruidos, de poco hablar, no dejo descendientes y al final de su camino por éste mundo donó a Tapachula unos terrenos para la construcción de escuelas, las cuales llevan su nombre, ojalá otras personas de dinero siguieran su ejemplo. Q.E.P.D Don Tomás. Siguiendo con los recuerdos hasta 1948, época en que pasé por la Distribuidora Modelo, viene a mi memoria la “Telefónica del Soconusco, S.A.” que trajo los primeros aparatos telefónicos al Estado de Chiapas y los cuales se instalaron en nuestro Tapachula, “La Perla del Soconusco”. El edificio que albergó estas instalaciones, era un edificio de dos plantas que estaba en la esquina que forman la 2ª. Av.Norte y 1ª. Calle Poniente, precisamente en donde hoy se encuentra ubicado el Banco H.S.B.C. Sucursal Tapachula. Como todas las cosas en su principio, los aparatos eran sumamente anticuados (eso lo vemos hoy) y el conmutador pequeño, por lo que muchos años se atrasó el aumento de los aparatos y pocas familias contaban con el privilegio de tener teléfono en su casa. Para poder comunicarse ó hablar con alguien, se le tenía que dar a la telefonista el nombre de la persona a quien quería uno hablar, recuerdo muy bien que una de las telefonistas era “Lolita Villegas” hija de un tipo bastante pintoresco llamado Salomón Villegas, que era mas conocido por el sobrenombre de “El Macuz”. Y además Lolita Bermudez, hija de un señor que era zapatero y vivía en la Avenida Central Sur, antigua calle de la estación, personas muy amables y que recuerdo con cariño. Posteriormente la Telefónica del Soconusco, S.A. fue absorbida por Teléfonos de México, S. A. y como todo en el mundo, se han ido modernizando los aparatos telefónicos de tal manera, que actualmente, no hay comparación con los aparatos de antaño, y, su servicio es indispensable para el desarrollo de toda actividad en la vida diaria de los pueblos y ciudades del orbe. Que tiempos aquellos en que le decía uno a la “Telefonista” “Lolita habla fulanito, por favor comunícame con mi mamá o mi tía”.

1 comentario:

  1. Estoy muy interesado en Natalio y Cayetano Bustamante. Sé que el primero falleció hace mucho, pero me consta que se casó con la esposa de Cayetano.

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