19 octubre 2012

“La Mazacuata” ó “Víbora de Cascabel”.

Esta fue una confusión, que pudo haber resultado fatal, pues solo los rancheros que tienen mucha experiencia, pueden diferenciar a simple vista, un a mazacuata de una víbora de cascabel y en éste caso un trío de chamacos pueblerinos menos. Por aquellos años habían muchas víboras por esos rumbos de Mazatán y en ésa época se estaban desmontando los terrenos de la finca “San Roque” para sembrar plátano, el “oro verde” como se le llamó también, y, habían días en que mataban hasta tres culebras al día y muchas se pasaban a los terrenos de la finca ganadera de San Francisco Chiquirichapa. Uno de tantos sábados, se me ocurrió invitar a mis primos Ignacio y Vicente Caballero García para pasar en la finca el fín de semana y lógicamente aceptaron con gusto, así es que al siguiente sábado nos fuimos los tres armados con nuestras respectivas hondas para la “cacería”. Como de costumbre nos fuimos a pié, tirándoles por todo el camino a los pájaros, cuatetes, iguanas, etc., Había una zona en donde habían muchos palos de “Ixcanal” y allí se paraban muchos “Gorrioncitos”, Chuparrosas ó “Colibrís” y siempre que pasaba por allí, mataba yó, cuando menos un par, me gustaba ver los diversos colores “tornasol” de dichos pajaritos (pobrecitos). Llegamos a la finca, más o menos al medio día y tan pronto entregamos las cosas de comida que llevamos, les dije a mis primos, vamos a bañarnos al río Coatán en el lugar donde está la represa del agua que pasa por el rancho, no está lejos y nos vamos por toda la orilla de la toma y por allí mismo regresamos. Pedimos permiso y nos fuimos a bañar, pues a esas horas por esas latitudes hace mucho calor. Nos bañamos un buen rato, pero cuando nos apretó el hambre, decidimos regresar y ahí venimos los tres por la orilla de la toma. Cada uno con su honda y su buena provisión de piedritas redondas, de repente como yó venía adelante, ví que en el agua de la toma iba una culebra como tratando de salir, pues posiblemente como el terreno en el borde de la toma era arena suelta muy fina, se resbaló y se fue al agua de la toma, al momento grité y les dije a mis primos ¡Nacho! ¡Vicente! Hay una mazacuata dentro de la toma (yó me creía ya muy conocedor) vamos a ver quien le pega, y así lo hicimos, no sé quien de los tres le atinó, lo cierto és que alguien le pegó y la culebra dejó de moverse y se la llevó el agua, la corriente no era muy fuerte y nosotros seguimos la culebra desde el borde la toma, como tal toma llegaba a la Hacienda San Francisco y de allí seguía para la finca “San Roque” al llegar a San Francisco. decidimos sacarla para mostrársela a mi cuñado, corté una vara de cuaulote y sacamos la culebra del agua, y atravesamos sobre la vara a la culebra, yó iba adelante y mi primo Vicente atrás, al llegar al rancho le dije a mi cuñado, Alfonso; agarramos una mazacuata, no hizo más que mirarla y gritar, tiren ése animal, no es mazacuata, és una víbora de Cascabel y está viva, pues empezaba a moverse, tiramos el animal y corrió Alfonso y la agarró de la cabeza y le amarró una pita y la colgó de un clavo que había en un horcón de la casa, fue por una navaja de rasurar y con mucho cuidado le hizo un corte alrededor del cuello, y del cuello hasta la cola, separó las puntas de los cortes del cuello, tiró con fuerza y le quitó la piel completita, se le cortaron los cascabeles y se contaron, era siete si mal no recuerdo. Muchos años guardé los cascabeles, pero no recuerdo que fin tuvieron, pues me recordaban que a punto estuvimos de que nos mordiera la víbora de cascabel, y, hoy no lo estuviera contando. Hoy por el camino viejo de Mazatán, es raro encontrar víboras que se arrastran, lo que si hay muchas, son víboras de “dos patas” que en un descuido te asalta

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