19 octubre 2012

El Venado.

En cierta ocasión me dijo mi cuñado, Enrique quieres ir conmigo en la noche de cacería voy a ver si mato un venado, he visto varios en la montañita, (Era una parte pegada al río Coatán, tupida de árboles y animales, habían hasta monos) era la primera vez que me llevaba, pues no había quien lo acompañara. En ésa época (1939/40) toda ésa zona, estaba por decir virgen y había mucho animal para cazar, venados, tigre, pizote, monos, tlacuache, iguanas, etc., etc., Yó ya no hallaba la hora de que se llegaran las ocho de la noche para ir de cacería, pero como no hay plazo que no se cumpla, dando las ocho me dijo vámonos, vamos a ir por los límites de la finca “San Roque” que eran terrenos propiedad de Don Rosendo Castellanos León y se estaban desombrando para sembrar plátano. Salimos, él adelante con una carabina que se parecía mucho a las de los soldados, en la cabeza llevaba una lámpara de cinco pilas de la marca “Winchester” especiales para cacería, yó iba atrás con un machete y una lámpara de mano para ver el camino. La lámpara que llevaba mi cuñado era muy potente y cuando veía algo me decía, vez ésa luz, ése es ganado, ésa es un burro, ésa luz que ves arriba del árbol, es un tacuache, ése es un pizote, pero a ninguno le voy a tirar, porque venimos por un venado ó no llevamos nada. Yó, ya estaba cansado de caminar y además tenía miedo de la oscuridad y de los ruidos que oía. De repente me dijo mi cuñado, silencio, no hagas ningún ruido, me acaba de dar la luz un venado, de pronto oigo el púm de la carabina y me dijo, le di, creo que es un venado grande, nos acercamos hasta donde estaba tirado el animal y cual sería nuestra sorpresa, pues en vez de “macho” era una -“hembra”, muy grande y muy gorda. La cierva, era efectivamente muy grande y pesada, y yó flaco y desnutrido, no pude ayudarlo para cargarla con ayuda de un palo, pues para transportarla a hombros, se amarran de manos y patas, se les atraviesa un palo y a cargarla en loa hombros, pero yó no aguanté el peso. Ni modos dijo mi cuñado, te vas a quedar a cuidar la venada mientras yó voy a la finca por un trabajador para que me ayude, te dejo la carabina para que no tengas miedo, yó no me tardo la finca está cerca. Con todo y mi miedo, me tuve que quedar a cuidar la venada, miraba por todos lados, miraba al cielo, a las estrellas, y al ver las sombras de los árboles me daban miedo, pues me imaginaba que eran monstruos y cerraba los ojos, tambien tenía miedo de acercarme a la cierva aún muerta., conforme pasaba al tiempo, para mí eterno, fue bajando la temperatura y empecé a sentir frío, venciendo mi miedo me recosté sobre la cierva que aún estaba caliente y me quedé dormido. Cuando regresó mi cuñado con su ayudante, me encontró bien dormido y la carabina tirada por un lado, me despertó y me dijo, ¿No tuviste miedo? Y le contesté que no, pues tenía la carabina, entonces me dijo, que la carabina no tenía tiros y me la mostró, yó me sentí mal, pero me dijo que lo hizo para evitar algún accidente, pues sabía que yó era muy travieso y no quiso exponerme. Esa noche no pude dormir bien, en parte por las emociones experimentadas y otra por el garrapatero que se me pasaron de la cierva cuando me recosté en ella, pues las garrapatas al sentir que la cierva estaba muerta la abandonaron y se pasaron a mi enclenque humanidad, a la mañana siguiente me dedique a quitarme todo el animalero, pues todos los animales se llenan de “papalotas”, “conchudas” y “pinolillo” y en estos se incluye al ganado y también a las personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario