“OBSOLESCENCIA PROGRAMADA” Mayo 30 de 2015.-
Creo que todo
mundo se ha dado cuenta de que, las cosas, artículos electrodomésticos y
electrónicos, en la actualidad son de mala calidad y duran poco tiempo.
También es muy
común oír a las personas decir: Ya nada es como antes, las cosas que uno
compraba con mucho sacrificio para nuestras casas, duraban, es decir era una
inversión la compra de algún artículo, ya fuera para la casa o para la cocina.
Qué tiempos
aquellos, cuando las personas compraban por decir: Muebles para sala, y los
heredaban a sus hijos, y ellos se sentían orgullosos y felices de tener algo que perteneció a sus
padres o abuelos.
Yo en lo
particular, recuerdo allá por 1943 que estuve en un taller aprendiendo la
mecánica, y llegué a reparar y manejar carritos Ford de cuatro cilindros, modelo 1928, que traían
faros desmontables para cambiar los focos cuando se fundían y se arreglaban los
frenos que eran de varilla y las salpicaderas de lámina gruesa reparable cuando
se chocaban. Hoy los carritos son de plástico. ¡Qué tiempos aquellos!
Por lo
expuesto, me dediqué a investigar sobre el particular y me encontré con lo
siguiente:
Obsolescencia
programada: ¿trampa silenciosa para la sociedad del consumo?
La obsolescencia programada es una estrategia comercial que consiste en la planificación del fin de la vida útil de un producto o servicio, de tal forma que tras un periodo de tiempo (calculado por el fabricante o por la empresa) se quede obsoleto o inservible.
En definitiva, es una especie de artimaña mediante la cual hacen que un
objeto tenga que sustituirse en cierto periodo determinado. Puede
que suene un poco a paranoia, o a conspiración, pero no os miento si os digo
que todos los sufrimos día a día.
¿Pero esto no hace que la imagen de las empresas se vea afectada
negativamente? Para nada. La planificación es tan cuidada que el producto
o servicio dura el suficiente tiempopara que las empresas no vean afectada
su imagen de calidad, e incluso genere beneficios. Pero, ¿sería razonable
penalizar esta práctica?
Una variante de la obsolescencia programada es la obsolescencia
percibida. Esta se produce cuando la maquinaria publicitaria saca
todas sus armas para crear en el consumidor la necesidad de poseer el último
modelo lanzado.
La obsolescencia programada puede esconderse bajo un eslogan como”
hacer la vida más fácil”, “adaptarse a los tiempos que corren”, etc. Aunque
podamos seguir utilizando el “menos nuevo”, hacen que nos encaprichemos con
otro más grande y bonito pero de similares funcionalidades.
Las consecuencias de estos fenómenos son claras. El bolsillo del
consumidor se ve afectado al verse obligado a sustituir su producto por otro
nuevo. En contra, las empresas consiguenmas demandan y, por ende, aumentan
sus beneficios. Sin duda, desde sus inicios, el objetivo de la
obsolescencia programada es el lucro económico.
Por otro lado, las consecuencias psicológicas también
son evidentes. Llegan incluso a modificar nuestras pautas de consumos (comprar,
usar, tirar, comprar…) haciéndonos desear productos que ni necesitamos.
Sin embargo, el principal problema está en la gran cantidad de
residuos que se originanactualmente al realizarse este fenómeno una y otra
vez en todo el mundo. Es por esto que la sostenibilidad de este modelo a largo
plazo es muy discutida por organizaciones ecologistas.
¿Cuándo surgió?
Este concepto se remonta a 1932, cuando Bernard London propuso terminar con la crisis de la Gran Depresión a través de la obsolescencia programada y obligarla por ley (aunque nunca se llevase a cabo). Su objetivo era obligar a las fábricas a producir objetos que rápidamente se deterioraran y que tengan que ser sustituidos por otro nuevo para, así, reactivar la industria y la demanda de productos.
Aunque, tal y como hemos dicho, nunca se llegó a imponer por ley, sí se
tomó como modelo de línea de negocio en muchas empresas,
especialmente en el rubro de la electricidad y bombillas de la luz.
Alcanzó su mayor popularidad en 1954 cuando Brooks
Stevens, diseñador industrial deEEUU, dio una conferencia sobre lo que suponía
la nueva producción en masa y lo que implicaba económicamente una producción
más barata y con precio más bajos, utilizando de este modo el término de
obsolescencia programada.
Productos
programados para morir
“Comprar, tirar, comprar”. Este es el nombre que recibe un documental dirigido por Cosina Dannoritzer y coproducido por Televisión Española que muestra qué es la obsolescencia programada y cuáles son sus principales efectos y consecuencias.
En él nos muestran los ejemplos más polémicos de obsolescencia
programada. Entre ellos encontramos las bombillas. Cuando Edison
puso a la venta su primera bombilla en 1881, la duración de este artilugio era
de 1500 horas. Treinta años más tarde, se publicó un anuncio donde aparecían
unas bombillas cuya duración certificada era de 2.500 horas.
Pronto descubrieron que ir prolongando la duración de la vida de las
bombillas solo supondría el fin de sus lucrativos negocios. Por este motivo, un
25 de diciembre de 1924 se reunieron en Ginebra y decidieron crear un cártel
mundial donde pactaron limitar la vida útil de las bombillas eléctricas
en 1.000 horas.
Con el tiempo, el cártel fue denunciado y, supuestamente, dejó de
funcionar. No obstante la práctica de reducir a propósito la vida de las
bombillas sigue en vigor actualmente. A pesar de ello, una bombilla ha
conseguido sobrevivir a estas estratagemas y lleva encendida 111 años en la
estación de bomberos de California. Incluso puedes verla a través de una webcam en
Internet.
Otro ejemplo son las medias de nailon. A finales de los años
20, este tipo de medias eran casi irrompibles. Debido al descenso
de las ventas dado que las mujeres no necesitaban comprar otras, años después
se comenzaron a comercializar las dichosas medias que toda mujer conoce, las
cuales se rompen con extremada facilidad.
En cuanto a las impresoras, ¿sabíais que la mayoría de estos
productos contienen un chip que registra el número de impresiones y
que, cuando estas llegan al límite marcado, automáticamente dejan de funcionar?
Cuando se rompen puedes llevarlas a reparar, pero la mayoría de las veces te
encontrarás con la rúbrica de que es más barato comprar una que arreglarla.
A esta lista se suman los automóviles. Muchas veces he
escuchado decir que en los años 50 y 60, la vida útil de un coche era el doble
que en la actualidad, cuya duración media no supera las tres décadas. Ni que
decir tiene la obsolescencia programada que sufren piezas de los coches como
los frenos, los cuales, tras un número de frenados, comienzan a perder
capacidad.
Como corolario, les pregunto:
Se han dado cuenta, que es ya muy frecuente ver en las noticias que publican
los periódicos que, los vehículos sufren constantes accidentes por
“estallamiento de neumáticos” y muchas veces fatales. Los neumáticos tienen
caducidad, pero todo, o casi todo mundo, no está pendiente de este detalle.
Porque nuestro gobierno no
interviene en éste asunto de las llantas para preservar la vida de los usuarios
de automóviles y camiones. ¿SERÁ QUE NO ES NEGOCIO Ó ES MUCHO NEGOCIO PARA
ELLOS?
También sería muy saludable
que todos los gobiernos de América Latina, tomaran en cuenta este comentario.
RESPETUOSAMENTE: Enríque Zamora
García. “Zagar”.
Blog:
comentariosagranelzagar,Blogspot.com
Twitter: @zagarenri
No hay comentarios:
Publicar un comentario